4 de febrero de 2012

germany♡

Diez días he pasado en un país desconocido para mi, con personas desconocidas y muchas cosas por descubrir. Diez días impresionantes, donde parecía que nada podía estar mal, que todo era perfecto. Gente fantástica, acogedora, cariñosa, que te trataba como si fueses de su familia. Gente que vale la pena en todos los sentidos. Esos días forman parte de los días de tu vida que no cambiarías por nada del mundo. 
Pero, como en todo, había un final, un final muy amargo.
Una despedida, despedirse de personas a las que puede que no veas nunca más. Sentimientos que afloran en décimas de segundo y lo único que puedes hacer es llorar como una niña pequeña, llorar porque no quieres volver a la rutina, porque no quieres despedirte de esas personas impresionantes que han hecho tu estancia fantástica.
Impotencia al saber que no puedes hacer nada para hacer que el tiempo se pare, o incluso volver al principio para vivir esos días una y otra vez.




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